SECUENCIA
No para el motor, solo quiere
comprar tabaco, pero se queda media hora en el bar. Hay que aprovechar que el
niño permanece catatónico frente a los parpadeos de la pantalla. El gruñido obstinado
de la vieja furgoneta se va colando por las rendijas de los edificios vecinos.
El zumbido le está poniendo los
nervios de punta. Le dice al oído que va a salir un momento. Ella asiente sin
abrir los ojos. Al coche le cuesta arrancar, cuando lo consigue es para detenerse
detrás de un tanque humeante de charla con los amigos. El megacoche
ocupa casi toda la acera pero aun así, no deja espacio libre suficiente para
que se pueda circular.
En el cajero hay más cola de la
esperada. Mientras se lamenta de la mala suerte, los gases de su vehículo se
van depositando sobre las uvas, las fresas y las coliflores del colmado. Una
mujer está eligiendo a conciencia cada pieza, para la merienda
de los niños, quizás. El conductor de la furgoneta que acaba de llegar, le toca el
claxon. Ella le pide un poco de paciencia con la palma de la mano. Pasa una
joven muy pálida con una mascarilla cubriéndole la boca y la nariz. Pasa una
ambulancia.
Imagen:Taringa